Piden paso

Antes de que el interesantísimo y prometedor contenido inunde nuestra web y le de un sentido más o menos vital a la par que nocivo para las intenciones y el fondo de tan excelso proyecto, nos vemos obligados a informarles de que estamos despertando pasiones más allá de lo conveniente.

No menos (y no más) de dos personas u individuos de dudoso calibre han mostrado su interés en formar parte de esta aventura audiovisual. Los tres miembros fundadores se han visto en la obligación de estudiar sus solicitudes de ingreso en la sociedad, con visos de admitir a TAN SÓLO UNO DE ELLOS, en calidad de becario sin prestaciones ni contraprestaciones de tipo alguno.

Sin más dilación, aquí os presento a los candidatos:

-Monxo, alias Marathon Man. Surgió de la nada y allí ha vuelto. La Mancha acogió su infancia, y la Universidad de Valencia conoció sus malas artes audiovisuales. Ahora pretende licenciarse con honores compaginando su papel de becario en esta productora con labores menores en una cadena local de tercera fila (Canal 9). Además, le ha dado por correr. No, no es un hombre del Renacimiento, es un individuo normal, incluso vulgar, repugnante. Una piltrafa.

-Milton, el Grande. Los albores de los nuevos tiempos que bañaban los campos de Criptana le vieron nacer, y lo acogieron con cantos de jilguero y el murmullo de los riachuelos en flor. Milton había venido al mundo para algo, y pronto lo demostró. Estudió con ahínco en la Universidad Vinícola de San Silvestre, donde Cristo perdió el gorro. Sus artes de catador le precedían hasta que un crítico de cine de famoso nombre y apellido Boyero le aconsejó reconvertir sus habilidades hacia el séptimo arte, que como que da más dinero, prestigio y una posición social de flipao desahogao. Milton, ansioso por seguir sus consejos, conoció de los poderes de Internet como altavoz de tamañas habilidades y encontró su propio rincón en el ya mítico blog Asobinaos, donde se ganó un nombre y una reputación que le han llevado de cabeza a este único paraje de creatividad y sandeces.

Bien, dicho lo dicho y hecho lo hecho, sólo queda anunciar como se llevará a cabo el proceso de selección:

Tras presentar sus solicitudes de manera formal, sellada, garantizada y pasteurizada, ambos candidatos deben comparecer ante el Tribunal de Padres Fundadores de la Perdiz, disfrazados de tordos (he dicho tordo, no gavilán ni paloma), y con una antorcha apagada en la mano. Deberán ser capaces de encenderlas con la sola ayuda de su propia saliva, y posteriormente prender el cuero cabelludo del competidor, o de uno de los jueces indistintamente. El que quede vivo pasa a cuartos, y luego ya se verá. También se convocará una encuesta a nivel nacional o atlántico, para que sea el propio público el que decida su destino, muy a lo reality.

Dos semanas después de todo esto los Padres Fundadores decidirán lo que les venga en gana.

Venga va, nos vemos el día de la República.